Tatiana de la Tierra, Póstuma...

Póstuma, regáleme una canción, presentación del libro,

por Mariana Pérez Ocaña.

Conocí a Tatiana de la Tierra entre los años 2001-2002, nuestro contacto inició por email, cuando tener una dirección de correo electrónico era toda una revolución.
Habíamos lanzado la primera convocatoria de poesía erótica lésbica de la editorial LeSVOZ, cuando de manera sorpresiva recibimos su colaboración. Unos años antes, durante una conferencia de LLEGO1 LLEGO- Latino lesbian and gay organization por sus siglas en inglés fue una organización con base en Washington DC que trabajó entre los años 1988 a 2004. en San Diego, había tenido la oportunidad de comprar mi primer ejemplar de Esto no tiene nombre, revista editada por ella, así que cuando recibí el sobre con sus poemas, me quedé con la boca abierta al ver el nombre de Tatiana de la Tierra.
Años más tarde nos conocimos personalmente, vino a la Ciudad de México en el 2004. Me escribió y quedamos de vernos, pasé por ella un miércoles por la tarde mientras ella y Juanita Díaz-Cotto2 Juanita Díaz-Cotto (Juanita Ramos)- Es profesora y editora de la antología Compañeras, editado en Estados Unidos. visitaban la Basílica de Guadalupe.
Llegué en mi carro, la vi en una esquina, así como ella era: enorme, hermosa, sonriente, tranquila. Me impresionó de inmediato. Sólo la había visto en alguna foto publicada por una revista lésbica de Estados Unidos, pero en persona era distinta, como bien me dijo Rosamaría Roffiel: “una hermosa madona que te roba un suspiro sin que te des cuenta”.
Fue una impresión que nunca volví a olvidar. Nos leyó poemas, se rió a carcajadas en nuestra oficina, días después me hizo bailar junto a ella en una fiesta y partió de regreso con un montón de revistas LeSVOZ rumbo a Búfalo, Nueva York donde vivía.
Nos seguimos escribiendo, intercambiando ideas y materiales escritos por ella o publicados por mí.
Años más tarde cuando pasé mi primera temporada viviendo en Santa Cruz, CA, me escribió. Estaba enferma, padecía lupus desde hacía varios años, la enfermedad había iniciado cuando era editora de su revista. Unos meses atrás se había mudado a California, hizo el viaje con sus dos gatos, un cargamento de piedras y un montón de discos de vinilo, manejando un remolque desde el estado de Nueva York hasta Long Beach, California, con ayuda de su mamá y una tía.
Mi pareja y yo la fuimos a ver al hospital donde estaba, la encontré pálida y preocupada, aunque igual de bella y sonriente. “Todavía no me quiero morir…” me dijo mientras platicábamos. Estuvimos algunos días con ella, la apoyamos para alimentar a sus gatos, hacer limpieza en su casa, le dejamos una sopa en el refrigerador para cuando regresara. Hicimos ese tipo de viajes varias veces más durante algunos meses. Regresamos siempre con el corazón encogido, pero escuchando los tambores que ella invocaba para sentirse mejor en su lucha por seguir con vida.
En el 2011 realizamos la 3ª Semana de Cultura LeSVOZ en la ciudad de México. Su salud empeoraba, ya estaba bajo diálisis y no podía ir a trabajar. Recibía medio sueldo y un poco de apoyo del gobierno por incapacidad, así como lo poco que podía reunir de la venta de sus libros. Lo planeamos durante meses: para mí era una prioridad que ella viniera a México, que se pudiera presentar, que estuviera cómoda y segura, que grabara un audio libro con sus poemas.
Como pudimos juntamos el dinero para traerla, le pagamos el pasaje completo y hospedaje por una semana. Ella elaboró su libro Pajarito, justo a tiempo para su presentación. Se quedó varias noches antes despierta terminándolo, emocionada por su viaje y por la aventura de hacer una grabación de sus poemas para ser editados por LeSVOZ.
Sus presentaciones fueron un éxito y ella regresó a Long Beach con el corazón lleno del amor que todas le entregamos. Esa misma semana fue directo a recibir la diálisis, ya no nos volvimos a ver, seguimos en contacto por email mientras avanzábamos con los detalles del que fue su último libro.
El 31 de julio de 2012 recibí un mensaje de una amiga cercana a ella: Tatiana se fue… el lupus, los riñones deteriorados, el cáncer.
Varios años pasaron para finalmente poder editar el legado de Tatiana. Fue nuestra intención que ella lo viera en vida, que le diera los toques finales, que escucháramos juntas sus carcajadas durante la presentación. Pero la vida es así, los recursos han escaseado, los demonios dominan el mundo, los planes de vida cambian.
Por fin tenemos el audio libro que Tatiana nos dejó, es un proyecto que para nosotras en LeSVOZ forma parte de un esfuerzo mayor, no sólo por los tiempos y los recursos, sino por lo que siempre ha significado este proyecto: que las voces de las mujeres lesbianas, creadoras, que han sido silenciadas por milenios, se escuchen y sean ellas mismas las que nos digan lo que para cada una es el amor entre mujeres.
Tatiana ya no está aquí, pero ella es de esta tierra, es Póstuma, es Tatiana de la Tierra.

 
 

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