Amora: la revolución lésbica-feminista de la literatura mexicana.
Por Natalia Villa Jaramillo

Durante la segunda ola del feminismo latino-americano, la periodista autodidacta Rosa María Roffiel (1945, Veracruz) se consagró como la primera exponente de la literatura lesbica-feminista en México gracias a la publicación de Amora (1989), primera novela lesbiana y feminista del país azteca. Controvertida desde sus inicios, esta novela revolucionó la sociedad mexicana entre los años 70’s y 80’s con su visión feminista de la sociedad a través de sus personajes mujeres, lesbianas y feministas-militantes que defendían su lugar en medio de la sociedad patriarcal y extremadamente machista.
Después de la muerte de su padre, Roffiel creció en el seno de una familia liderada por su madre quién había heredado marcadas normas patriarcales (p. 39,45) que se traspasan de generación en generación. Sin embargo, con amor propio y decisión, Roffiel se opuso tajantemente a estas normas y se convirtió en periodista de importantes periódicos nacionales como Excelsior e integró la redacción de la revista Fem que, desde 1996, fue la primera revista feminista de América latina. Además, logró ser corresponsal en Iran, Irak y Beirut, une experiencia que dejó como resultado su participación como escritora en el ensayo Iran, la religión en la revolución (1981). En el campo de la ficción, ella también escribió el poemario Corramos libres ahora (1986) y el libro de cuentos El para siempre dura una noche (2003), entre otras obras más.
Autodenominándose como una escritora marginal et sui-generis que da voz a los que no tienen voz, las publicaciones de Roffiel se centran en la autobiografía, la biografía y la vida real, características que han hecho de Amora un recito atemporal, posicionándola en el corazón de las mujeres hispanohablantes por más de treinta años. Además, esta joya literaria refleja una realidad poca explorada, gracias a la experiencia de sus amigas heterosexuales y lesbianas que tienen un común denominador: todas son feministas-militantes, viven juntas en una zona de clase media y parte de sus aventuras transcurren en zonas de clase alta.
La primera presentación en público de Amora marcó un hito para los grupos feministas y gays mexicanos. Fue en septiembre de 1989 y, por primera vez en la historia mexicana, estos dos grupos se reunieron en un mismo espacio: El Buganvilia, un celebre bar alternativo de Ciudad de México donde más de 500 personas asistieron para recibir a Roffiel y su novela. De inmediato, Amora se convirtió en un best-seller y agotó la totalidad de su primera edición en solo tres meses, convirtiéndose en uno de los tres libros más vendidos ese mismo año en México. Sin embargo, el pudor y el machismo de la sociedad mexicana eclipsaron la segunda edición cuyos libros permanecieron en la bodega de Editorial Planeta, en un boicot que duró diez años. Posteriormente, en 1997, Amora atravesó el Atlántico y fue publicada en España y después retornó a México para ser nuevamente editada en 1999 y 2009 por diferentes casas editoriales. Finalmente, Prensa Editorial LeSVOZ A. C, la primera editorial lesbiana feminista de México, editó y publicó la quinta edición de Amora en mayo 2022, una ocasión que llevó a esta novela a ser presentada en el corazón del Palacio de las Bellas Artes, escenario de importantes exposiciones culturales del país.
La riqueza contextual de Amora
El recito casi cronológico de Amora nos permite descifrar su contexto de escritura. Un análisis enriquecido con la trayectoria profesional y personal de Roffiel en medio de un agitado contexto social y político. Por esta razón, para comprender su posición como autora debemos traspasar varias fronteras a nivel mundial y local, en su propio país y en su propia ciudad.
A nivel internacional, por ejemplo, debemos situarnos en la convulsión socio-económica, geopolítica e ideológica de la Guerra Fría que masificó el descontento de la clase obrera y el pensamiento de izquierda a nivel mundial. Esto lo vemos en las primeras páginas de Amora, escritas en 1983, las cuales presentan a Guadalupe (o Lupe) quién es el personaje principal: una mujer asalariada, intelectual de izquierda, feminista-militante y ama de casa: “Hay que admitirlo, esto de ser asalariada, intelectual de izquierda, feminista militante y ama de casa es realmente pesado (P. 94)”. Con cierta afinidad por Marx y un poco de aversión hacia lo burgués, Lupe tiene una fuerte sensibilidad frente a la vulnerabilidad de las mujeres, características que la hacen bascular entre un militantismo radical extremo y un militantismo más liberal y filosófico a través todas las páginas del libro.
Desde una perspectiva más personal, Amora representa una terapia personal para Roffiel, algo visible desde la primera parte de la novela. En medio de las crisis económicas y los conflictos armados que vivió América latina durante esas décadas, la novela narra la atracción que tiene Lupe hacia Claudia, una mujer heterosexual y burguesa que hace bascular la protagonista. Una historia de amor y desamor que vive Roffiel ad portas de hacer un reportaje sobre América central, un episodio que nos sitúa en medio de su vivencia profesional como corresponsal durante la segunda guerra civil de Nicaragua (1982-1989), la cual expone en su propio libro ¡Ay Nicaragua, Nicaragüita! (1986).
Este especial episodio coincide con la larga pausa que tuvo Amora, pues Roffiel suspendió su redacción durante cinco años y luego la retomó, como coincidencia, poco antes de las elecciones presidenciales de México en 1988, periodo presidencial que marca la emergencia del movimiento institucional LGBT mexicano, en 1991.
Más adelante, Victoria, otra de las amigas feministas-militantes de Lupe y quién se preocupa por los trabajadores de Pascual (p. 15), sitúa el recito de Amora en medio de la gran crisis económica que atravesó México en 1982. Una crisis relacionada con la deuda externa que adquirió el país como resultado del modelo de desarrollo heredado desde los años 1960 y cuyos estragos sociales posteriores, impidieron que Roffiel tuviera los recursos económicos para cursar estudios universitarios (p. 86).
Paralelo al contexto anterior, encontramos cuatro líneas narrativas que nos llevan a descubrir la intrahistoria de la novela Amora. Estas líneas son la segunda ola feminista, las fronteras simbólicas entre las clases sociales, fronteras entre los géneros y otras que son igualmente invisibles, pero igual de rígidas, en las calles de Ciudad de México.
El feminismo
Si retrocedemos en la historia mundial encontramos que el primer movimiento de mujeres durante la Revolución francesa fue impulsado por mujeres burguesas como Olympe de Gouges. Así mismo, vemos que el primer movimiento feminista colectivo se desarrolló en New York en 1848, buscando mayor equidad, la no discriminación y el derecho al voto[1]. Posteriormente, la opresión de la estructura social sobre las mujeres, impulsó una segunda ola feminista que se extendió por Europa y Estados Unidos, la misma que llegó a América latina durante la década de los 70’s de la mano de mujeres de clase media y de estudiantes. Finalmente, durante los años 80’s, esta segunda ola se extendió a las clases populares y los partidos de izquierda.
Y es precisamente el fuerte militantismo de esta segunda ola feminista que es remarcable en la novela. Un militantismo que comienza desde el mismo titulo, el cual constituye un juego de palabras como ruptura simbólica a los cánones tradicionales: entre amor que es masculino y amora que es femenino.
Si abordamos la vida y los pensamientos de la protagonista, ésta nos da pistas de la influencia que tuvo la revolución sexual de Europa y Estados Unidos durante los años 60’s sobre el continente latino americano (p. 23). También nos da luces sobre la llegada de los primeros grupos feministas durante la década de 1970 en medio de la clandestinidad, la represión hacia las mujeres y la ‘salida del closet’ de las mujeres lesbianas como uno de los efectos más importantes del feminismo.

Las fronteras invisibles
Analizar esta obra literaria de Roffiel no solo nos permite percibir la emergencia y los impactos del movimiento feminista sino que también, nos hace descubrir varias fronteras simbólicas e invisibles de la cotidianidad. Por ejemplo, a través de las experiencias cotidianas de las protagonistas, podemos ver las fronteras simbólicas entre las clases sociales. Una de estas fronteras reposa sobre las fricciones entre los imaginarios de estudiar en universidades públicas y las privadas y su relación intrínseca con la posición económica y social. Dentro del libro podemos evocar un comentario que hace referencia a Claudia, personaje burgués que representa el elemento perturbador de la trama: “¿Cómo va a entender si estudió en la Ibero?” (p. 93).
Este aspecto de clases sociales también es notorio con las múltiples salidas que tienen las protagonistas en medio de cafés, restaurantes y fiestas, donde las copas de vino son una constante. Estas situaciones representan imaginarios que, para esa época, eran asociados a estereotipos más extranjeros como el europeo y/o de una clase alta en América latina. Estas descripciones sitúan a las protagonistas en un contexto social bohemio que escapa al imaginario de un país en desarrollo y de una sociedad vulnerable de los años 80’s.
Por otra parte, Claudia, la burguesa, clasifica los hombres en sub-categorías sociales con una clara descripción de estereotipos físicos. Por una parte, ella habla de los burgueses como “plásticos”, con costosas vestimentas y accesorios de lujo y por la otra, describe los intelectuales de izquierda con jean, tenis, con barba y pelo largo (p. 10). Igualmente, a través del relato de una de fiesta en una mansión, las protagonistas exponen ciertos estereotipos que la sociedad ha construido para las mujeres de un circulo social alto o que desarrollan actividades profesionales que las hace florecer en medio del jet-set latinoamericano: “insoportablemente bellas, femeninas, moudernas, chic, etc., etc., etc. ¡Santa Bárbara bendita! ¡Qué espectáculo! La crema y nata. Actrices, escritoras, poetas, cantantes, directoras de museo, locutoras, funcionarias...» (p. 140).
Las fronteras y el acrónimo LGBT+
En medio de la lucha por la equidad de género y la igualdad, la novela presenta otras fronteras que dividen las personas en sub-categorías, pues la misma protagonista habla de la existencia de varias sub-categorías humanas (p. 10). Aunque Roffiel no las describe, podrían hacer referencia a términos como raza, clases sociales y hasta al mismo acrónimo LGBT+. Además, el vocabulario peyorativo tampoco escapa a esas fronteras invisibles entre los géneros y las identidades de género, tal es el caso de la palabra buga o pinche buga (p. 11, 158), términos utilizados por las protagonistas lesbianas para referirse a las mujeres heterosexuales. La palabra tortilleras (p. 82) también salta a la vista, pues es utilizada por los heterosexuales para referirse, de manera despectiva, hacia las mujeres lesbianas.
Todo esto nos lleva a encontrar otros estereotipos que representan fronteras estigmatizantes hacia las mujeres. En el caso de las mujeres feministas, vemos referencias peyorativas cuando son llamadas como “Bola de viejas locas, guangas, desocupadas. Bola de lesbianas, antihombres. Bola de feas y amargadas” (p. 32). En el caso de la esposa mexicana ideal, encontramos referencias como “sumisa y pendeja” (p. 107).
Dentro del acrónimo LGBT también encontramos otras fronteras dentro del universo lesbiano y el gay. De hecho, Roffiel utiliza en su obra la expresión gay-set (p. 139) para ilustrar el mundo gay burgués, un anglicismo que evoca una élite social del mundo anglosajón reconocida como Jet Society. Esto nos sumerge dentro de ciertos imaginarios que existen al rededor de los hombres gay de la alta sociedad mexicana y los cuales chocan con la ideología feminista-militante de las protagonistas.
En medio de todo este contexto, Amora devela la existencia de fronteras entre las personas del mismo sexo con orientación sexual diferente, como es el caso de la homofobia de ciertas mujeres heterosexuales y feministas hacia las mujeres feministas que son lesbianas, una situación que les impide desarrollar una sola lucha por la igualdad y los derechos (p. 112, 113). Además, también vemos una frontera entre las mismas mujeres feministas militantes que demarca las que son radicales y aquellas que son más liberales. En dicha frontera ambas perspectivas las llevan a contraponerse y conlleva a que exista una división dentro del mismo movimiento feminista (p. 32).
En el tema de género, notamos una última frontera entre las lesbianas que son feministas frente a las mujeres lesbianas que reproducen los mismos cánones patriarcales en sus relaciones amorosas (p. 32,33), lo cual las lleva a reflexionar sobre la búsqueda de una relación ideal que esté lejos de los clichés aprendidos en la estructura patriarcal heterosexual. Sin embargo, en el caso de Norma, uno de los personajes, vemos una posición más extrema que lleva casi a satanizar los roles convencionales como el matrimonio y la maternidad (p. 155).
Todo este escenario es construido por Roffiel en Ciudad de México, una ciudad que levanta sus propias fronteras frente a sus habitantes. Cada calle y cada barrio parecen enmarcarse en fronteras invisibles que restringen las libertades de los individuos, sobre todo para las mujeres. Por cierto, la novela muestra la emblemática avenida Paseo de la Reforma que conduce hasta la Zona Rosa, una excéntrica zona que parece más un campo minado y hostil para hombres y mujeres, indiferentemente de su orientación sexual. Hombres machistas e irrespetuosos al lado de policías abusivos y arrogantes (p. 80) que son protegidos por una estructura gubernamental que parece misógina, son presentes en cada acera de la Zona Rosa. Una compleja estructura social que nos presenta Guadalupe con su trabajo voluntario en el Grupo de Ayuda a Personas Violadas (p. 9, 29), una experiencia que nos remite al primer centro de México para ayudar a las mujeres violadas. Una novela que toca las fibras ante una cruda realidad que, 30 años después, sigue latente.
Nota: Este articulo es una traducción literaria de su versión original “Amora: le tournant féministe de la littérature mexicaine", escrito por Natalia Villa Jaramillo, originalmente publicada en francés en octubre de 2022, en el número 229 de la revista digital L’Ordinaire des Amériques-ORDA sobre Literaturas lesbianas y frontera en las Américas (1980-2020), bajo la dirección de Marie-Agnès Palaisi. URL : http://journals.openedition.org/orda/7948
Référence électronique
Natalia Villa Jaramillo, “Amora”: le tournant féministe de la littérature mexicaine", L’Ordinaire des Amériques [En ligne], Coin des curiosités, Littératures lesbiennes et frontière dans les Amériques (1980-2020), mis en ligne le 15 octobre 2022, consulté le 13 décembre 2022. URL : http://journals.openedition.org/orda/7948
Nota de la Editorial: Las citas a las páginas realizadas cambiaron en su orden para la 5a edición 2022 de Amora, por favor sume 9 páginas al numeral que se menciona en este artículo.