El origen de la controversia sobre la transexualidad dentro del feminismo (1970/1991), por Kalinda Marín.
Se reproduce con permiso de la autora, el original puede ser leído y descargado del sitio: https://kalindalamar.medium.com[1], una segunda parte puede ser buscada y leído en el mismo sitio.

Es necesario conocer el origen histórico de la controversia sobre la transexualidad dentro del feminismo para mantener un debate informado. Conocer el origen y la genealogía de ideas y prácticas suele ser muy revelador para el presente.
La disputa comenzó dentro del movimiento feminista y lésbico anglosajón, hace cincuenta años, en 1970 durante el apogeo de la (llamada) segunda ola del feminismo. Ha tenido y tiene una gran influencia en todos los territorios donde los debates y argumentos del feminismo anglosajón marcan la agenda dentro del feminismo más mediático.
En otros territorios de Latinoamérica y el Caribe, y otros continentes, la influencia de estos debates ha sido diferente porque esta disputa no ha tenido un carácter universal, aunque sí ha tenido y tiene una gran repercusión en Norteamérica, Australia y Europa, extendiéndose a otros lugares, especialmente tras la aparición de las redes sociales (2004 aproximadamente).
La polémica en Estados Unidos comenzó en 1970 en la prensa feminista de la época, con un artículo firmado con el seudónimo de Varda One: “So You Would Rather Switch Than Fight?”, publicado en el periodico “Everywoman” (29 May, 1970)[2], que dio lugar al inicio de la larga controversia sobre la inclusión o no de mujeres transexuales en el movimiento feminista y en el movimiento lésbico. En una de las primeras escaramuzas cara a cara, la Conferencia Feminista de Lesbianas de la Costa Oeste, celebrada en Los Ángeles en 1973, se dividió por una actuación programada de la cantante de folk Beth Elliott, una mujer transexual.
Los precedentes comenzaron en diciembre de 1972 cuando Beth Elliott fue expulsada de las Hijas de Bilitis (la primera asociación defensora de los derechos de las lesbianas en EEUU, formada en 1955 Daughters of Bilitis), porque una mayoría (35 vs. 28 votos) alegó que Beth no era “realmente” una mujer. Varias integrantes de las Hijas de Bilitis dimitieron en protesta por esa decisión, así como todo el equipo de la revista lésbica Sisters. Mientras tanto, Beth Elliott formaba parte del comité organizador de la Conferencia Feminista de Lesbianas de la Costa Oeste, prevista para abril de 1973 en Los Ángeles, y sus compañeras le habían pedido que actuara como cantante en el programa musical de la conferencia.
The Gutter Dykes[3] distribuyó folletos en la conferencia para protestar por la presencia allí de un “hombre” (refiriéndose a Beth Elliott), y la oradora principal Robin Morgan, recién llegada de la costa este, amplió apresuradamente su discurso para incorporar elementos propios en la controversia que se estaba gestando. El discurso de Morgan, titulado "Lesbianismo y feminismo: ¿sinónimos o contradicciones?", posteriormente se publicó en sus memorias Going Too Far: The Personal Chronicle of a Feminist[4], y también fue ampliamente antologizado.

Más de mil doscientas mujeres, en la que resultó ser la reunión de lesbianas más grande hasta la fecha, escucharon el discurso de primera mano. Para muchas asistentes, la controversia sobre la participación de Beth Elliott en la Conferencia Feminista de Lesbianas de la Costa Oeste fue su primer encuentro con la cuestión de la transexualidad. Lo que sucedió allí informaría las opiniones en todo el país a lo largo de los años siguientes. Robin Morgan, la oradora principal, dijo:
“No llamaré ‘ella’ a un varón. Treinta y dos años de sufrimiento en esta sociedad androcéntrica y de sobrevivir, me han valido el título de ‘mujer’; uno camina por la calle como un travesti, es molestado cinco minutos (lo que puede disfrutar), y luego se atreve a pensar que ‘comprende nuestro dolor’. No, en nombre de nuestras madres y en el nuestro, no debemos llamarlo hermana”.(Robin Morgan. “Lesbianism and Feminism: Synonyms or Contradictions?” The Lesbian Tide, May-Jun. 1973, pag. 32)[5]
En este discurso Robin Morgan se refirió a Beth Elliott como un “hombre transexual” y utilizó pronombres masculinos en todo momento, acusándola de ser “un oportunista, un infiltrado y un destructor con la mentalidad de un violador”.
Al final de su discurso, Morgan pidió una votación sobre la expulsión de Elliott, más de dos tercios votaron a favor de permitir que se quedara. Sin embargo, la minoría amenazó con interrumpir la conferencia y Beth Elliott decidió irse después de su actuación para evitarlo. Es importante tener en cuenta que Robin Morgan no pertenecía ni conocía esa comunidad, porque había llegado recientemente desde la costa este de Estados Unidos.
El evento demostró la alta tensión que rodeaba la participación de las mujeres transexuales en el movimiento de mujeres de la década de 1970. A partir de la intervención de Robin Morgan aumentó el tono beligerante de la discusión y se produjo, ya de manera abierta, una gran división dentro del movimiento feminista, que llega hasta hoy.
Otras feministas también hablaron sobre transexualidad en esa época. Andrea Dworkin en 1974 publicó su libro Woman hating, donde escribe sobre transexualidad y la emergencia primaria:
“No hay duda de que en la cultura de separación entre masculino/femenino, la transexualidad es un desastre para el individuo transexual. Toda persona transexual, blanca, negra, hombre, mujer, rica, pobre, se encuentra en un estado primario de emergencia (ver p.185) como transexual. Hay 3 puntos cruciales aquí. Uno, cada transexual tiene derecho a sobrevivir en sus propios términos. Esto significa que cada transexual tiene derecho a una operación de cambio de sexo, y le debe ser procurada por la comunidad como una de sus funciones. Es una medida de emergencia para una condición de emergencia. Dos, al cambiar nuestras premisas sobre hombres y mujeres, roles y polaridad, la condición social de los transexuales se transformará y las personas transexuales se integrarán a la comunidad, y no serán perseguidos ni despreciados. Tres, la comunidad construida sobre identidades andróginas significará el fin de la transexualidad tal como la conocemos. O bien la persona transexual podrá expandir su sexualidad en una androginia fluida, o tan pronto como desaparezcan los roles, el fenómeno de la transexualidad desaparecerá y esa energía se transformará en nuevos patrones de identidades y comportamientos sexuales.
El análisis en este libro se aplica a las situaciones de la vida de todas las mujeres, pero no todas las mujeres se encuentran necesariamente en un estado de emergencia primaria como mujeres. Lo que quiero decir con esto es simple. Como judía en la Alemania nazi, yo sería oprimida como mujer, pero cazada, asesinada como judía. Como nativa americana, sería oprimida como una [mujer], pero cazada, asesinada como nativa americana. Esa primera identidad, la que trae consigo como parte de su definición la muerte, es la identidad de emergencia primaria. Este es un reconocimiento importante porque nos libera de una seria confusión. El hecho, por ejemplo, de que muchas mujeres negras (de ninguna manera todas) experimenten una emergencia primaria como negras, de ninguna manera disminuye la responsabilidad de la comunidad negra de asimilar este y otros análisis del sexismo y aplicarlo a su propio trabajo revolucionario”.[6]
Otras conocidas feministas de la época, como Kate Millett o Catharine MacKinnon (Sex Equality), también se pronunciaron en términos empáticos con las personas transexuales, como hizo Andrea Dworkin.

En sentido contrario, se posicionaron feministas como la teóloga Mary Daly[7], que caracterizó a las mujeres transexuales como frankensteinianas, y Germaine Greer[8], que comparó explícitamente a las mujeres transexuales con Norman Bates de la película Psycho.
El rechazo a la participación de las personas transexuales dentro del feminismo con más repercusiones fue el de Janice Raymond[9], una ex-monja católica de The Religious Sisters of Mercy (Las hermanas de la caridad), que había dejado el convento, estudiado el doctorado de la teóloga feminista radical Mary Daly, y pasado a nombrarse lesbiana y feminista. En 1979 Raymond realizó un ataque ad hominem contra Sandy Stone una mujer transexual, en su libro The Transsexual Empire: The Making of the She-Male (El imperio transexual: la creación del ella-macho)[10].
Raymond acusó a Sandy Stone, citando su nombre, de conspirar para destruir el colectivo de Olivia Records, y la feminidad en general, con su “energía masculina”.
En respuesta: “The "Empire" Strikes Back: A Posttranssexual Manifesto (El Imperio contraataca. Un manifiesto post-transexual)[11] de Sandy Stone, publicado en 1991, fue la respuesta al libro “El Imperio Transexual…” de Janyce Raymond.
Olivia Records fue un sello discográfico de música para mujeres fundado en 1973 por feministas lesbianas radicales, varias de ellas eran parte del colectivo de Washington DC, The Furies, y de Radicalesbians. Fue fundado por Cris Williamson, Meg Christian, Judy Dlugacz y otras siete mujeres. Olivia Records fue la primera compañía discográfica propiedad de mujeres y centrada en mujeres. En 1988, Olivia Records fundó la compañía Lesbian Travel; como sello musical vendieron más de un millón de discos y produjeron más de 40 álbumes durante sus veinte años de funcionamiento.
En 1976, antes de la publicación de “El Imperio Transexual…”, Raymond había enviado un borrador del capítulo en el que atacaba a Stone, al colectivo Olivia “para comentarios”, exigiendo que Stone fuera despedida de Olivia Records donde trabajaba como ingeniera de sonido. Raymond parecía ignorar que Stone había informado al colectivo de su condición de mujer transexual antes de trabajar en el sello y todas sus integrantes la habían aceptado. El colectivo respondió a Raymond, afirmando que su descripción de las mujeres transexuales y del lugar y efecto de Stone en el colectivo no concordaba con la realidad de la interacción colectiva con Stone.
Raymond no aceptó la realidad que le transmitió el mismo colectivo Olivia. No solo no rectificó su texto, sino que respondió aumentando la virulencia de su ataque a Stone en la versión publica del manuscrito:
“El comportamiento masculino es notablemente molesto. Es significativo que las feministas lesbianas construidas transexualmente se hayan insertado en posiciones de importancia y/o desempeño en la comunidad feminista. Sandy Stone, la ingeniera transexual de Olivia Records, una compañía discográfica “exclusivamente femenina”, lo ilustra bien. Stone no solo es crucial para la empresa Olivia, sino que juega un papel muy dominante allí. La visibilidad que logró tras la controversia sólo sirve para realzar su papel previamente dominante y para dividir a las mujeres, como suelen hacer los hombres, cuando hacen que su presencia sea necesaria y vital para mujeres. Como escribió una mujer: ‘Me siento violada cuando en Olivia se hace pasar a Sandy… como una mujer real’. Después de todo su privilegio masculino él [sic] ¿también va a sacar provecho de la cultura feminista lesbiana?”
Olivia Records respondió a su vez defendiendo públicamente a Stone en diversas publicaciones feministas de la época. “Cuando salió el libro, nos inundó el correo de odio”, dice Sandy Stone. Llama la atención que Raymond creara la controversia, y más tarde acusara en su libro a Stone de utilizar la visibilidad que le dio la controversia.

Janice Raymond no solo atacó en su libro a Sandy Stone, sino a todas las mujeres transexuales, de quienes siempre habla en masculino. Escribió:
“Todos los transexuales violan el cuerpo de las mujeres mediante la reducción de la forma femenina real a un artefacto, apropiándose de este cuerpo para sí mismos.
Los ‘lesbianos-feministas’ transexualmente construidos muestran la otra cara del patriarcado. Así como el hombre construido como un transexual femenino exhibe la tentativa de posesión de las mujeres en un sentido corporal mientras que realiza una actuación de las imágenes con que los hombres han moldeado a las mujeres; el hombre construido como mujer que dice ser una lesbiana feminista intenta poseer a las mujeres en un nivel más profundo, esta vez bajo la apariencia de un desafío en lugar de ajustarse a la función y al comportamiento de la feminidad estereotipada”.
En el apéndice del libro, Janice Raymond concluía:
“He argumentado que el problema del transexualismo es una cuestión ética que tiene profundas ramificaciones políticas y morales; el transexualismo en sí mismo es una cuestión profundamente moral en lugar de una respuesta médico-técnica. Sostengo que el problema del transexualismo sería mejor servido mandándolo moralmente fuera de la existencia”. (pag. 178)
Muchas de las frases de “El Imperio Transexual…” y esta afirmación final de Raymond, elevaron la controversia a niveles de tensión nunca antes vistos dentro del movimiento feminista.
Sandy Stone continuó siendo parte del colectivo y grabando artistas en Olivia Records hasta que la disensión política sobre su condición transexual, exacerbada por la publicación del libro de Janice Raymond, culminó en 1979 con la amenaza de un boicot organizado por las simpatizantes de Raymond a los discos de Olivia Records.
Raymond no cesó en su hostigamiento contra Stone hasta que después de una serie de ataques verbales y físicos de grupos de autonombradas lesbianas radicales, Sandy Stone se viera obligada a renunciar para salvar el sello, a pesar de la defensa que sus compañeras lesbianas feministas radicales hicieron a su favor. “Hasta ese momento, éramos bastante felices, haciendo nuestra música y haciendo nuestro trabajo político”, dijeron desde Olivia Records. Stone recibió amenazas de muerte, pero finalmente fue la amenaza de un boicot lo que la sacó del colectivo. Regresó a Santa Cruz California, donde reanudó sus estudios y perfeccionó sus conocimientos informáticos. A principios de la década de 1980, Stone construyó una pequeña computadora, aprendió a programar por sí misma y se convirtió en una programadora independiente. De 1987 a 1993, Stone fue alumna de Donna Haraway[12].
Sandy Stone (1936) es una mujer transexual, teórica de los medios, autora y artista. Se la considera una las pioneras de los estudios sobre transexualidad. Desde los hechos narrados Stone ha trabajado y escrito sobre cine, música, escritura, ingeniería y programación informática. Finalmente llegó a ser una reconocida experta en informática. Actualmente es profesora asociada y directora fundadora del Laboratorio de Tecnologías de Comunicación Avanzadas (ACTLab).

La autora del presente artículo recomienda: “Un análisis crítico sobre los posicionamientos de Janice Raymond desde los años 70 al presente”: ¿Activismo feminista radical en el siglo XXI o colaboración con el fascismo?[13]
Notas y referencias bibliografías son por parte de la editora de LeSVOZ.
Seguiremos profundizando sobre el tema, por lo pronto recomendamos leer las columnas que la Revista LeSVOZ publicó en décadas anteriores, y que arrojan luz, respecto a las diferencias entre: sexo, género, transexual, transgénero, travestismo, y cómo sus activistas en relación con el movimiento lésbico feminista radical y autónomo, interactuaron sin afectarse en otras etapas como movimientos sociales. Por ejemplo un interesante artículo publicado en la revista LeSVOZ #05, titulado: De transgéneros y otras cosas, escrito por Belisa Rancoba (Seudonimo de Isabel Barranco), fue publicado en la pág. 26, puede ser consultado aquí.
[1] Kalinda Marín, "El Origen de La Controversia Sobre La Transexualidad Dentro Del Feminismo (1970/1991)", Medium (blog), 19 de enero de 2022, https://kalindalamar.medium.com/el-origen-de-la-controversia-sobre-la-transexualidad-dentro-del-feminismo-7369a1732ee2
[2] Dr Em, "What Was Happening Before ‘Just Be Nice Feminism’? Part I: Early Rumblings, 1970 - 1971", Uncommon Ground Media, 12 de julio de 2020, https://uncommongroundmedia.com/just-be-nice-feminism-part-i/.
[3] "Wikiwand - Dykes & Gorgons", Wikiwand, accedido 22 de febrero de 2023, https://wikiwand.com/en/Dykes_&_Gorgons.
[4] "Going Too Far", Robin Morgan | Author, Activist, Feminist | NYC (blog), accedido 22 de febrero de 2023, https://www.robinmorgan.net/book/going-too-far/.
[5] «Lesbianism-and-Feminism-Synonyms-or-Contradictions-by-Robin-Morgan-April-14-1973.pdf», accedido 22 de febrero de 2023, https://www.onearchives.org/wp-content/uploads/2015/02/Lesbianism-and-Feminism-Synonyms-or-Contradictions-by-Robin-Morgan-April-14-1973.pdf.
[6] Dr Andrea Sharon Dworkin, Woman Hating, [1st ed.] (New York: Dutton, 1974).
[7] «Mary Daly», en Wikipedia, 3 de febrero de 2023, https://en.wikipedia.org/w/index.php?title=Mary_Daly&oldid=1137265860.
[8] «Germaine Greer», en Wikipedia, la enciclopedia libre, 14 de noviembre de 2022, https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Germaine_Greer&oldid=147312434.
[9] «Dr. Janice G Raymond Official Author Site», Janice Raymond, accedido 22 de febrero de 2023, https://janiceraymond.com/.
[10] «The Transsexual Empire», en Wikipedia, 7 de febrero de 2023, https://en.wikipedia.org/w/index.php?title=The_Transsexual_Empire&oldid=1137995248.
[11] Éste sí ampliamente traducido: «The Empire Strikes Back: A Posttranssexual Manifesto», en Wikipedia, 13 de enero de 2023, https://en.wikipedia.org/w/index.php?title=The_Empire_Strikes_Back:_A_Posttranssexual_Manifesto&oldid=1133398490.
[12] «Donna Haraway», en Wikipedia, la enciclopedia libre, 8 de diciembre de 2022, https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Donna_Haraway&oldid=147804045.
[13] Kalinda Marín, «¿Activismo Feminista Radical En El Siglo XXI o Colaboración Con El Fascismo?», Medium (blog), 8 de julio de 2020, https://kalindalamar.medium.com/activismo-feminista-radical-en-el-siglo-xxi-978bcca7a72f.