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Las lesbianas en el museo de los movimientos sociales de México, por Mariana Pérez Ocaña

Antes que nada, tenemos que responder a la pregunta: ¿Qué es un movimiento social?
Para decirlo simple, es cuando una persona o grupo de personas, responden, de manera organizada y anteponiendo la acción, a algún evento que les afecta directamente (en la mayoría de los casos, de manera negativa), por lo que responden con propuestas y organización, ante ese suceso determinado.

Quizá, uno de los aspectos más importantes de los Movimientos Sociales, es que son respuestas de personas directamente afectadas, y que no están organizadas como partidos políticos o sectores gubernamentales, por lo que la respuesta que generan está caracterizada por la anticipación en el tiempo y el cambio profundo en la estructura social.

Las movilizaciones sociales, sobre todo en el siglo XX y lo que llevamos del XXI, han desafiado los sistemas dominantes, preestablecidos, de gobierno y religiosos que imponen comportamientos y delimitaban la vida de las personas, justificando su opresión en ser “mandatos de Dios” (divinas) o imposiciones del “bien común” (inmovibles).

La toma de conciencia individual y la movilización comunitaria llevan al cambio social, para dejar de ser sujetos receptivos, y convertirse en actores sociales capaces de modificar las formas más radicales de sometimiento.

Un claro ejemplo de la fuerza de un movimiento social en México, fue la movilización estudiantil de 1968, cuando miles de estudiantes respondieron a las políticas de un gobierno impuesto, que sometía a la sociedad en su conjunto a los intereses conservadores del capitalismo, las movilizaciones proponían otra forma de enfrentar la vida tal y cual se les presentaba y accionar de manera contundente ante quienes les oprimían.

Como sabemos, este cuestionamiento social a un gobierno ensimismado y autoritario, derivó en una de las represiones violentas más fuertes del siglo XX a nivel mundial. Sin embargo, la Masacre del 68, también es recordada como el inició de una transformación profunda que revolucionaría por completo a la sociedad mexicana. En gran medida este evento histórico, ramificó en cientos de movilizaciones posteriores, mismas que influenciaron profundos cambios sociales en todo el país.

Pero hay que reconocer que muchos movimientos sociales son anteriores al 68, tal es el caso del movimiento de mujeres y feministas, por citar solo uno. En este sentido el movimiento estudiantil del 68 y su represión, formaron un punto medio crucial en la compleja historia de las movilizaciones en México, por lo que la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) decidió dedicar el antiguo edificio de Relaciones Exteriores ubicado en la Unidad Tlatelolco, y que fue testigo de la masacre estudiantil, a la preservación y documentación de los movimientos sociales que intersectaron sus luchas con la movilización de 1968.

Y ahí en esas historias, reconocidas y documentadas, estamos nosotras, las mujeres lesbianas feministas radicales, como parte del movimiento feminista y de liberación homosexual, pero logrando nuestra propia autonomía y construcción de movimiento, por derechos específicos y cambio social.

Se dice fácil, pero conseguir la visibilidad, en ese mundo complejo de miles de movilizaciones y actores sociales, fue posible gracias al trabajo persistente de unas pocas activistas, capaces de dar el salto por la autonomía colectiva, con propuestas claras, liderazgo disciplinado y organización visionaria. En esa lista reducida que logra dar visibilidad al movimiento de lesbianas feministas radicales de México, se encuentran el Archivo Histórico Lésbico de Yan María Yaoyolotl y la Prensa Editorial LeSVOZ, AC con la dirección de la que escribe esta columna, Mariana Pérez Ocaña.

Fotografía de varios documentos del Archivo Histórico de Yan María Yaoyolotl, en la CDMX, por Juana Guzmán Lisea.

Por medio del gran trabajo de la revista LeSVOZ, que desde 1994 cuenta y da voz a las vidas, acciones e historia de las mujeres lesbianas, como las principales actoras de nuestro movimiento, es que se puede  apreciar y consultar en la plataforma digital elaborada por la UNAM por medio del sitio m68.mx, incluido el archivo de la Marcha Lésbica resguardado y difundido también por LeSVOZ AC.

Las invitamos a darse una vuelta por la página web www.m68.mx, donde podrán consultar 1700 documentos realizados por mujeres lesbianas desde 1976 y proporcionados por Yan María Yaoyolotl que ya fueron digitalizados para su consulta en línea, así como las 50 portadas de la revista LeSVOZ, los posters de convocatoria y documento central de las Marchas Lésbicas realizadas por el COMAL, materiales y eventos realizados y documentados por la Prensa Editorial LeSVOZ, para el beneficio de las lesbianas feministas de México y el mundo.

Además, las revistas y otros documentos completos están siendo digitalizados, organizados y subidos directamente en nuestro sitio web https://archivohistorico.lesvoz.org
Donde podrás consultar sin costo los documentos que dan testimonio del trabajo realizado durante más de 4 décadas de nuestro movimiento de lesbianas feministas de México, y que la revista LeSVOZ ha documentado, con la profunda convicción de ser nosotras, las que decidimos sobre nuestras vidas y formas de organización. Es nuestro legado para que avancen las siguientes generaciones de activistas, y donde todavía queda mucho por construir. La historia no se escribe sola, la escribimos nosotras.

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