Por Iñaki Domínguez.
(Publicado originalmente en la edición digital de Ethic.es; se reproduce con autorización del autor, así como de la coordinación de contenidos de la edición digital. Las notas son responsabilidad de la editora de Lesvoz. El original puede ser consultado directamente en: https://ethic.es/2022/04/la-imborrable-huella-de-la-escuela-de-chicago/)
Más allá de lo puramente económico, esta corriente liderada por Milton Friedman y George Stigler que aboga por la propiedad privada, la desregulación, el comercio libre y la globalización ha influido en numerosos aspectos de nuestras culturas occidentales, desde la política hasta el amor.
La Escuela de Economía de Chicago[1], nacida a mediados del siglo XX, representa una doctrina neoclásica de liberalismo económico surgida en la década de los años treinta en la Universidad de Chicago. Históricamente liderada por los premios Nobel M
ilton Friedman y George Stigler, esta corriente ve en la no intervención estatal en la economía y el desarrollo de mercados libres las mejores herramientas para garantizar el reparto de los recursos y el progreso económico (y social). De algún modo, dicha escuela representó una reacción al keynesianismo[2], la teoría de John Maynard Keynes que afirma que el Estado debe intervenir en la economía para revertir los ciclos de crisis. Debemos remarcar que la Escuela de Chicago fue fundada por Rockefeller, por lo que para algunos representaría una escuela de los ricos para los ricos.